Este poema fue presentado en el Certamen Poético dedicado a la Revolución de Mayo, celebrado en Montevideo en 1841, en el marco de la celebración del 25 de Mayo. Allí, la joven Juana Manso se suma con entusiasmo al movimiento estético y literario que dará forma la nueva generación de exiliados. Aclara en una de las notas : Novel aun en la carrera literaria, no tengo ni los estudios necesarios al poeta, por lo tanto, ignoro si me será permitida esta figura de que me valgo, creyéndola más fuerte para hacer resaltar las glorias de entonces y las penurias de ahora.
En el prólogo de la publicación de los trabajos premiados, Juan Bautista Alberdi expone el credo del romanticismo en el Plata, lo que convierte a esta edición en un verdadero hito cultural. Junto a los textos de Juan María Gutiérrez (ganador), José Mármol, Luis L. Domínguez y Francisco Acuña de Figueroa, se incluyen también obras no premiadas, entre ellas este poema de Juana Manso, publicado de manera anónima. Sin embargo, las notas que acompañan el texto revelan claramente su estilo, y en el ejemplar de Gutiérrez —hoy conservado en el Archivo Gutiérrez de la Biblioteca del Congreso— figura escrito a lápiz su nombre junto al poema, confirmando de manera fehaciente su autoría.
Lamentos de la República Argentina, bajo la forma de una mujer
El veinte y cinco de mayo de 1841
…………..
Non, je ne te puis dire, adieu!
(Hugo)
I.
¡Mirad! bajo un sauce y allá en Occidente,
Siguiendo del Plata la sorda corriente,
Sentada se encuentra doliente mujer:
Cadena maciza su nítido cuello Rodea,
mezclada de espeso cabello.
¡Baldón que cien veces quisiera romper!
De oprobio manchada, de andrajos vestida.
El llanto es su risa, la afrenta es su vida,
¡Qué misera suerte el Cielo la dio!
Es joven, fue altiva, y acaso muy bella
Que negros dolores dejaron su huella
Grabada en el rostro que el luto cubrió.
En vano la aurora sus perlas vertiera,
Y el Sol tan deseado, en vano quisiera
Las negras tinieblas como antes rasgar.
Es noche para ella, para ella es tormento,
Porque hay mil recuerdos de gloria y contento
De un tiempo dichoso, do viose elevar.
Su voz dolorida, dio empero a los vientos
E ingratos acordes sus mustios lamentos
Compaña le hicieran, y el ruido del mar;
Que viuda infelice, ni un Bardo siquiera
Su duelo templara, …. que en tierra extranjera
¡Proscriptos padecen sin gloria ni hogar! …
” No hay pueblo en la orilla, mirando al Oriente
” Por ver ¡Sol de Mayo, tu esplendida frente!
” Mas dio un centinela la voz que te vio.
” Saludo yo escucho de roncos cañones
” De muerte y de glorias eternos pregones,
” Y escarnio de Mayo, bandera se alzó.
” ¡No aplausos de Patria, no alegres sonidos!
” Si, quejas amargas y horribles gemidos
” De miles de tumbas se oyeron tronar!
” Y cuando del agua los rizos postreros
” Sacares, tus rayos ningunos guerreros
” Cual antes miraran, erguidos marchar.
” Ni altiva rodilla postrando marciales
” A vos, como cuentan antiguos anales
” ¡Encuentras, o antorcha! del Inca Señor.
” Ni calles, ni plazas hoy pueblan las bella
” De blanco vestidas las castas doncellas
” No adornos hoy llevan del patrio color.
” No busquen tus luces a aquellos valientes
” Que en medio al combate mostraron sus frentes
” Del rojo animadas al cívico ardor.
” Pasaron los días de orgullo y placeres,
” Los tiempos pasaron de patrios laureles,
” ¿ Do fuera, Dios justo, mí antiguo esplendor!
” Huyó como un sueño! y, ¡Ay! solo quedaron
” Recuerdos sombríos que al mundo enseñaron
” Fragmentos de gloria, que polvo es también.
” Porque ese gran Pueblo del Mayo nombrado
” Con ellos rodara, que solo ha quedado
” Idiota sin tino del mal ni del bien.
” El ve los puñales que en hórridas manos
” Hoy brillan matando sus tristes hermanos,
” Y el seno me hieren con torpe furor.
” Y tiembla ante el monstruo, y tímido calla;
” Lo empuja, lo insulta la infame canalla,
” Y él llora cual niño sin brío y valor.
” Oh! misero pueblo no tienes un hombre;
” Y a fuerza de escarnios ya pierdes el nombre
” Que un tiempo asombrado el mundo aplaudió.
” No todos hollaron los dogmas de Mayo
” Y acaso pelearon de Marte cual rayo,
” Mas, ¿qué pueden ellos? …. tu brazo faltó!
II.
Silencio profundo reinó unos instantes,
Y solo vibraban aun palpitantes
Las cuerdas, que triste dejó de pulsar.
Y el pálido rostro del llanto bañado
Quedose tranquilo, que Dios apiadado
De amargas verdades la quiso alejar. (1)
Jehová tronara y a su eco divino,
Templóse la saña del crudo destino,
Y el tiempo su vuelo temblando paró;
Que Dios le ordenara volver al posado
Llevando consigo al ser desgraciado….
Consuelo no visto, que Dios concedió.
La regia cadena tornarase en flores,
La hiel de su llanto, en dulces licores,
Y risa inefable sus labios abrió.
Viose transportada a regios salones,
Dó negras cortinas inmensas regiones [2]
Acaso ocultaran, por orden de Dios.
Entonces un Genio llegarase a un velo
¡Pasado! había escrito, corriolo, y el suelo
Tembló al golpe fuerte del himno inmortal.
Y el pueblo de Mayo, sus sacros pendones
Rodeados estaban de aquellas legiones,
Que en medio a los Andes se vieron lidiar.
Allí están los libres, allí están los bravos
Que el yugo trozaron tres siglos esclavos,
Y sangre costoles, gritar ¡LIBERTAD!
Castelli (3)! Pereyra (4)! Belgrano valientes
De lauros ornadas las bélicas frentes;
¿Y cuantos no vieron la joven beldad?!
¿Son ellos? sí, todos ninguno faltara;
Heroicos patricios de fama preclara;
Junín y Ayacucho triunfar los miró.
Sus nombres sagrados los guarda la historia,
Y no cual la dicha su cara memoria,
El soplo del tiempo falaz disipó.
Un trono hay en medio, en él una bella,
República, un día mimada doncella,
Que todos rodearon con sincero amor.
La música cesa, y en grande alborozo
Cortejo le forma alegre y ruidoso,
Aplausos y vivas batiendo en su loor.
Cuál siente su pecho de orgullo inundado,
Decir: ¡Buenos-aires, cien veces salud!
Y todos los pueblos ardientes lo aclaman
Primero de libres, y ansiosos le llaman,
¡Aureola luciente, corona del Sud!
Está en su apogeo de gloria y grandeza,
Y altiva quisiera la vaga incerteza
Del negro futuro al punto rasgar; (5)
Saludos soñara de grandes naciones
Que tiene a su lado muy dignos varones
Y al pueblo patriotas sabrán gobernar.
III.
Mas ¡ay! desplomose el cuadro encantado
Y acerbo a correrse volvióse el pasado,
Que alivio fue débil á tanto dolor.
Los ojos abriera y en torno mirara
Extraños semblantes tan solo encontrara
¡Que inerme la befan con furia y horror!…
Balcarce, Chiclana, Moreno, Belgrano,
¡Ninguno responde! ¿Y no hay una mano
¿Qué esgrima la espada? ¡Ah! que el hado cruel
Volviolos al polvo de nada y de hielo.
Mas, sufre infelice y espera consuelo; (6)
No todos los pueblos sujeta el cordel.
El trono dó se alza nefando asesino,
Con negros colores ha escrito el destino
Que al hórrido abismo tendrá que rodar.
La mano que mata, armando la plebe
La muerte le aguarda de aquel que es aleve
Y un día a él se torna del pueblo el puñal. (7)
NOTAS.
(1) Novel aun en la carrera literaria, no tengo ni los estudios necesarios al poeta, por lo tanto, ignoro si me será permitida esta figura de que me valgo, creyéndola más fuerte para hacer resaltar las glorias de entonces y las penurias de ahora.
(2) Esas negras cortinas corresponda las tres épocas de la vida, pasado, presente, y futuro.
(3) He creído que el Sr. Castelli, ese noble patricio de 810, mereció el título de valiente, y no dudé en colocarlo al lado de los dos soldados de la Independencia. Acaso fue tan bravo como ellos, cuando elevó su voz en defensa de los santos fueros de la Libertad, y cuando con su brazo de ciudadano, se arrancó del cuello la cadena de tres siglos, y la arrojó convertida en polvo a la cara de sus tiranos.
(4) Pereira! sé que no es el nombre de un caudillo esclarecido, pero muerto en Vilcapugio al pie del canon, a los veinte y un años de edad, creo que su corta existencia sacrificada en su aurora, merecía un recuerdo, un laurel para su tumba silenciosa y mustia, donde solo ha resonado algún acorde pasajero de las liras de los Bardos de entonces.
(5) Quería conocer el porvenir? helo ahí, el porvenir de 810!
(6) La esperanza no puede apagarse jamás en el corazón de los libres.
(7) Séame permitido vaticinar: las eternas leyes del equilibrio social me dan el derecho de hacerlo. “Rosas ha violado todas las leyes divinas y humanas, su silla gubernativa está suspendida sobre un abismo. Cuando no quede otra arma con que herirlo, queda el puñal de esa plebe furibunda que él ha armado para el robo y el asesinato.”
Versión original del poema –LEER
Edición completa del Certamen Literario – LEER




