En esta carta titulada A nuestras subscriptoras, publicada el 29 de enero de 1854 en el número 5 del Álbum de Señoritas, Juana Manso —firmando como J. P. M. de Noronha— expresa con franqueza las dificultades económicas y la falta de apoyo que amenazan la continuidad de su revista.
Lejos de despedirse, comparte con sus lectoras la incertidumbre de un proyecto que había nacido con el propósito de “ilustrar” a las mujeres y ofrecerles un espacio propio en la prensa.
Este texto revela el coraje y la lucidez con que Manso enfrentó la indiferencia de su tiempo, y la convicción que la llevó a sostener el Álbum algunos números más, hasta el octavo.
A NUESTRAS SUBSCRIPTORAS
Hemos llegado al 5° y último número del Álbum en este primer mes de su existencia.
Ningún sacrificio he ahorrado para darle vida y consistencia… Toda mi ambición era fundar un periódico dedicado enteramente a las señoras, y cuya única misión fuese ilustrar; lo había conseguido así en el Río Janeiro donde «El Jornal das Senhoras» está en el tercer año de su publicación. Las simpatías que merecí en aquella corte, los testimonios todos de deferencia y de apoyo, con que me favorecieron, me indujeron a esperar otro tanto en mi país… Infelizmente mis esperanzas fueron flores pasajeras, que el viento del desengaño deshojó al querer abrir…
Es el Álbum una planta exótica, que se marchita rápidamente, porque la tierra donde se quiere hacer germinar es dura como la roca, y no hay un rayo de sol benéfico y amigo que la abrigue y le dé vida y calor… El Álbum está destinado a una muerte prematura… si algún milagro extraordinario no lo salva de la terrible enfermedad de la nostalgia que se va apoderando de él… y de mí!…
Como os lo digo, queridas subscriptoras, no he ahorrado sacrificios ni buena voluntad; ¡pero antes que escritora yo soy madre de familia, es este un cargo que trae inmensa responsabilidad, y que me impone deberes muy serios!… Escribir para no ganar, bien, eso me era indiferente, si pudiese tener pretensiones, diría como Camoens:
«Aquella cuja lyra sonorosa
Será mais afamada que ditosa.»
¡Y sacrificaría el dinero a la gloria como lo he hecho tantas veces en mi vida!
Mi ambición no es de plata. No tengo fortuna, pero tampoco abrigo deseos dispendiosos. Tengo fe en la Providencia y cuando me inquieto no es personalmente por mí, y sí por aquellos a quienes soy necesaria.
Con todo, si puedo conformarme con no ganar, y si nunca he considerado la fundación de este periódico como un medio de especulación, tampoco ha podido nunca entrar en mis cálculos de presupuesto mensual y de economía doméstica, gastar una fuerte suma por mes en imprimir papel, cuyo destino más próximo será ir para alguna taberna a envolver azúcar y arroz.
Conté siempre con obtener la protección de la clase ilustrada y del círculo abastado de Buenos Aires… ¡Nada he conseguido!
Con todo, haré el sacrificio un mes más, y si en este tiempo no se reuniese una suscripción suficiente a cubrir los gastos de la publicación, no tendré otro remedio que despedirme de mis lectoras, agradeciéndoles su protección y deseando que otra más feliz que yo sea mejor sucedida.
J. P. M. de Noronha
Álbum de Señoritas, Tomo I, Buenos Aires, Enero 29 de 1854, Núm. 5, página 40.



