Las Consolaciones por Juana de Norohna, versión castellana, traducción Ana Maria Bezerra, Buenos Aires, 2021, Edición de la Biblioteca Digital Juana Manso, www.juanamanso.org, 102 páginas, edición digital gratuita.
Hallada recientemente gracias a la generosa donación de Guita y José Mindlin, destacados bibliófilos que durante más de 80 años reunieron una invaluable colección de libros y documentos sobre Brasil. Este legado forma parte de la Biblioteca Brasiliana Guita y José Mindlin, en la Universidad de São Paulo, y su innovador Laboratorio de Digitalización.
Esta es la primera edición en castellano, en formato digital, publicada por el sitio juanamanso.org. La traducción estuvo a cargo de Ana María Bezerra, con revisión literaria y prólogo de Ernesto Romano.
Juana Manso dedica esta obra a su querida amiga, la gran actriz Gabriela da Cunha De Vecchi. En septiembre y octubre de ese mismo año, el Capítulo XXVIII se publica en los números 770 y 790 del periódico Marmota Fluminense: Jornal de Modas e Variedades.
Tras atravesar momentos difíciles, Juana encuentra en la escritura un refugio, y en el género de la consolación —inspirado en pensadores como Séneca, Boecio y San Ambrosio— una vía para canalizar su dolor. Las Consolaciones abordan temas como el infortunio, la Providencia, el anhelo místico, el sentido religioso de la existencia y el consuelo en el amor a Dios.
Una vez más, dirige su palabra a las mujeres, a quienes considera necesitadas de herramientas intelectuales y espirituales para comprender su valor, enfrentar la adversidad y hallar consuelo en la fe:
No titubeamos en confesar que este libro está escrito más para las mujeres que para los hombres… Es principalmente en nuestra sociedad, donde la mujer desprovista completamente de los atributos de la inteligencia está reducida a un círculo excesivamente limitado, que ella necesita más eficazmente de las consolaciones de la esperanza, de la fuerza, del coraje, de la susceptibilidad de la consciencia y de la inteligencia del deber, para seguir por el sendero solitario donde el prejuicio la encerró.
El oficio de actriz, considerado inapropiado en su época, no le impide reflexionar sobre la religión y la moral. Juana Manso asume ese lugar con valentía:
¿Qué pensará el mundo de este libro escrito por una actriz? ¿Por una cómica?… Felizmente la excomunión fue levantada y las vestes teatrales fueron quitadas.
Y agrega con íntima convicción:
“Es cierto que hay un raciocinio Divino que me puso la pluma en la mano, y me dijo: escribe; a mí, pobre actriz obscura, pobre mujer sin autoridad social.”
ESTUDIOS