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Biografía para estudiantes

Una mujer fuera de la común

Introducción

Juana Manso (1819–1875) fue una escritora, periodista y educadora argentina que dedicó su vida a difundir la lectura, la cultura y la educación universal. Nacida en Buenos Aires en el siglo XIX, se destacó como una de las primeras mujeres en Latinoamérica en dirigir periódicos, escribir novelas y promover la educación mixta y luchar por los derechos de las mujeres. Fue defensora de la libertad de pensamiento y luchó contra los prejuicios de su tiempo, dejando huellas en la literatura, el periodismo y la enseñanza. Su vida muestra el coraje de una mujer adelantada a su época, que abrió caminos para las futuras generaciones. Esta biografía breve está pensada para estudiantes que quieran conocer quién fue Juana Manso y por qué sigue siendo hoy una figura importante en la historia de la educación y la cultura.

Sus ideas sobre la educación

Juana se interesó por mejorar la vida de los niños y las niñas de su época, cuando la mayoría de las personas no sabían leer ni escribir y las pocas escuelas que existían eran para los hijos de las familias ricas.

En las provincias del interior, las escuelas eran muy pobres, y cualquiera que supiera leer y escribir podía ser maestro. La enseñanza religiosa era muy importante, y en cuanto a la disciplina reinaba el castigo. «La letra con sangre entra» era un dicho común.

Juana creía que las escuelas debían ser lugares alegres, luminosos y limpios. Que al niño había que despertarle el interés por aprender a través del buen trato, del ejemplo, del juego y del amor… Que niñas y niños debían recibir la misma educación. Y que ser maestro era una de las profesiones más bellas e importantes para un país.

Primeros años y exilio

Su padre era un ingeniero español que defendía las ideas de la Revolución de Mayo (acontecida nueve años atrás). Trabajaba para el gobierno haciendo puentes y canales y conocía a hombres de la talla de Rivadavia. Por ello, desde muy chica, Juana escuchó discusiones —muchas veces agitadas— sobre los destinos de la patria.

Aprendió muy pronto a leer y a escribir, y disfrutó mucho con ello. Concurrió a una de las primeras escuelas para niñas de Buenos Aires, pero se aburría, no le gustaba cómo enseñaban y a veces la aplazaban por no saber de memoria el alfabeto (¡aunque ya leía libros!).

Juana siguió estudiando por su cuenta y, a los 14 años, tradujo del francés dos libros que su padre hizo imprimir. También estudiaba música y escribía poemas que, a veces, publicaba en los periódicos.

Desde joven fue muy independiente y participaba en reuniones con escritores, donde conversaba de igual a igual. En su tiempo, las mujeres debían ser sumisas: obedecer primero a sus padres y luego a sus maridos, cuidar a sus hijos, realizar labores domésticas o tocar el piano si eran de familias adineradas.

Juana pensaba que la inteligencia no tenía sexo y que la mujer debía tener las mismas oportunidades de educación y libertad que los hombres. Pero esto era muy mal visto en aquella época.

Eran tiempos difíciles: la lucha por la independencia seguía sin tregua, los gobernantes no se ponían de acuerdo sobre cómo organizar el país, y Buenos Aires y las provincias del interior estaban siempre peleando por el poder.

Cuando Juan Manuel de Rosas comenzó a gobernar en Buenos Aires, la familia Manso huyó a Montevideo y todos sus bienes fueron confiscados por el gobierno. A partir de allí comenzó un largo peregrinaje, siempre acompañado por la pobreza. Primero vivieron en Montevideo, luego en Río de Janeiro.

En Montevideo, Juana abrió una escuela para niñas en su propia casa. Tenía 22 años y quería implementar nuevos métodos de enseñanza. También solía reunirse con otros escritores exiliados y publicaba poemas en los periódicos. Cuando Rosas pactó con el gobierno de Montevideo, ella y su familia se dirigieron a Brasil, donde dio clases particulares de español y francés.

Allí conoció a un joven violinista portugués del que se enamoró y con quien se casó a los tres meses de conocerse. Primero iniciaron una gira artística por Brasil y luego partieron a Estados Unidos, pero no les fue bien y pasaron muchas penurias. Allí nació su primera hija, Eulalia, pero ni siquiera tenían recursos para comer.

Luego se fueron a Cuba, esta vez con mejor suerte. Allí nació su otra hija, Herminia. Juana escribió letras de música para su esposo y redactó su novela Misterios del Plata. Se enamoró de Cuba, de su paisaje y de su gente; quizá fue su época más feliz.

Finalmente regresaron a Brasil, donde dictó clases de idiomas a las familias acomodadas. También fundó un periódico de mujeres, donde expuso sus ideas de igualdad de la mujer y la educación popular, y publicó su novela Misterios del Plata. Escribió numerosos guiones para las obras dramático-musicales de su esposo que se estrenaron en los teatros más importantes de Brasil. Al poco tiempo, su esposo huyó a Portugal con otra mujer, y también murió su padre —apoyo y sostén durante toda su vida—. Como ya no gobernaba Rosas, decidió retornar a Buenos Aires.

Regreso a Buenos Aires

Juana trajo nuevas ideas y experiencias que pensaba que podían servir para sentar las bases de una sociedad más justa. Lamentablemente no fue así, y la recibieron como a una extraña. ¿Quién era esa mujer pobre, proveniente de una familia desconocida, sin marido y con dos hijas? ¿Quién se creía que era para venir a traer ideas de afuera y además querer enseñarlas? Sí: Juana Manso había madurado y era una mujer fuera de lo común.

Publicó un periódico para mujeres, Álbum de Señoritas, donde expuso sus ideas de educación popular, igualdad de sexos, libertad religiosa y defensa del indio. En su novela La familia del Comendador manifestó su posición contra la esclavitud. Pero Buenos Aires la ignoró o tomó sus palabras como un escándalo. Como las damas de la Sociedad de Beneficencia tampoco la aceptaron como maestra, decidió regresar a Brasil.

En Brasil se integró a los elencos de grandes compañías teatrales, trabajando como actriz en numerosas obras. En 1859 regresó definitivamente a Buenos Aires.

Encuentro con Sarmiento y la escuela mixta

En Buenos Aires conoció a Domingo F. Sarmiento, quien la apoyó y la nombró directora de una escuela. Se hicieron amigos, compartieron ideas y sueños, y un carácter fuerte que no se detenía frente a las adversidades.

Juana llevó adelante una gran novedad: la escuela mixta, donde estudiaban juntos niños y niñas. Introdujo juegos, recreos, clases de música, baile, dibujo, idiomas y gimnasia. Eliminó los castigos físicos y buscó que los alumnos aprendieran con alegría y curiosidad. Fue un escándalo para la época, pero también una revolución educativa.

Lucha por la educación en todo el país

Juana se dedicó totalmente a la educación: enseñó y dirigió escuelas; desarrolló nuevos planes de estudio; supervisó y mejoró la labor de los maestros; promovió la creación del primer jardín de infantes en Buenos Aires; fundó bibliotecas populares; ofreció charlas públicas; tradujo obras de educación; y escribió el primer libro de lectura de historia argentina para escuelas: Compendio de la historia de las Provincias Unidas del Río de la Plata. También dirigió Anales de Educación Común, publicación creada por Sarmiento para el fomento de la educación en todo el país. Fue la primera mujer en ocupar un cargo público en educación.

Críticas y últimos años

Juana trabajó por los derechos de las mujeres, por la educación de calidad para todos los niños, la libertad religiosa, el matrimonio civil y la defensa de los pueblos indígenas. Denunció la desigualdad y criticó a los gobiernos que no invertían en educación para mantener a la población ignorante.

Pocos la comprendían y valoraban: le ponían obstáculos, la insultaban, le manchaban la ropa y la llamaban “Juana la loca”.

Juana Manso estaba segura de su misión: sus ideas tarde o temprano iban a florecer y no importaba si había que sufrir por ellas. Tuvo razón: con el paso del tiempo muchas cosas fueron cambiando y su pensamiento sigue vigente como nunca.

Murió a los 55 años, sin honores y en la pobreza. Enferma, seguía enseñando a leer y escribir a los niños de su barrio. Se había convertido al protestantismo y se negó a renunciar a su fe para recibir los sacramentos o ser enterrada en el cementerio local. Fue enterrada en el cementerio inglés, con esta inscripción:
“Aquí yace una argentina que, en medio de la noche de la indiferencia que envolvía a la patria, prefirió ser enterrada entre extranjeros antes que profanar el santuario de su conciencia”.

En 1915, sus restos fueron trasladados al Panteón del Magisterio en el cementerio de la Chacarita.

Juana Manso hoy

Juana Manso fue una mujer adelantada a su tiempo, valiente, creadora y luchadora. Sus ideas nos invitan a soñar con una escuela mejor.

Actualmente, muchas escuelas, instituciones y calles en todo el país llevan su nombre, y su obra es nuevamente publicada.

Poco a poco la vamos conociendo más, pero si preguntamos al público en general, ¿quién fue Juana Manso? pocos podrán responder o apenas la conocen.

A pesar de su gran legado sigue siendo una figura desconocida  ¿por qué será?…

María De Giorgio