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1819 - 1844

Juana Paula Manso nació el 26 de junio de 1819 en Buenos Aires, en el barrio de Monserrat, una zona histórica vinculada al nacimiento de la patria.

Su bautizo fue registrado en el Libro de Bautismos de la Parroquia de Nuestra Señora de Monserrat en 1830. El acta del bautizo describe: “En treinta de junio de mil ochocientos diez y nueve, el Pbro. D. Apolinario Cano, bautizó solemnemente a una niña nacida el día 26 del mismo mes, llamada Juana Paula, hija de Dn. José Ma. Manso y Da. Teodora Cuenca, con padrinos D. Francisco Cascallares y Doña Isidora Piñeyro”.

Su padre, José María Manso, español nacido en Málaga, llega a Buenos Aires en 1799. Ingeniero y agrimensor, desarrolla su profesión a ambos lados del Plata. De pensamiento liberal, participa en la Revolución de Mayo. Como unitario cercano a Bernardino Rivadavia, trabaja activamente en su gobierno. En Montevideo, fomenta la creación de una academia de ciencias y se destaca como profesor de matemáticas.

Su madre, Teodora Cuenca, era porteña de ascendencia hispana. Su tío, Luciano Cuenca, fue un militar independentista que se destacó en las Invasiones Inglesas, en las luchas por la Independencia y las campañas de Belgrano y San Martín.

Su infancia transcurre en un contexto social y político convulsionado, marcado por guerras civiles, asesinatos políticos y el ascenso al poder de Juan Manuel de Rosas.

En su hogar, Juana recibe una formación esmerada, su padre es su mentor. Desde temprana edad, se destaca por su inteligencia y curiosidad. A los seis años, aprende sola a leer y rápidamente encuentra en los libros una fuente inagotable de placer.

Víctor Mercante reflexiona:

Cuando solamente los ricos sabían leer y las familias cuidaban celosamente de ocultar el alfabeto a las niñas para evitar que más adelante “se entendieran con los novios” ¿Cómo consiguió esta niña aprender tanto y tan bien; cómo obtuvo lo que costó conseguir a la nobilísima Pardo Bazán: que el concurso de su mente sana, serena y cultivada fuese solicitada desde las altas esferas del gobierno para dirigir y orientar la enseñanza común? 

El padre la inscribe en la escuela Monserrat, recientemente creada por la Sociedad de Damas de Beneficencia y que en 1824 se convierte, en la primera escuela normal de Buenos Aires.

Juana se aburre con la rutina escolar, el ambiente rígido, los castigos, la repetición y el estudio de memoria son incompatibles con su personalidad inquieta y ávida de conocimiento. Lee a la perfección, pero es aplazada al no poder memorizar el alfabeto. La cartilla, las lecturas escolares poco atractivas y las quejas permanentes a su padre lo llevan a solicitar a la escuela otras lecturas para su hija. 

En la carta dirigida a Sarmiento en 1868 relata:

Aprendí a leer por mi misma preguntando una letra y otra, combinando los sonidos y empecé a leer a los seis años de edad. (…) Muy pequeña ejerciteme en ese arte, mi única y sola diversión de la infancia, puesto que las demás me aburrían (…)  La lectura es un arte precioso

…en la escuela, donde me sujetaban al aprendizaje sistemado del alfabeto, no pasaba del “Cristo”, porque no podía comprender su valor alfabético y como ‘empacaba’ allí, no iba adelante.

 … Despues de leer en mi casa Anastacia ó la Recompensa de la hospitalidad, Alejo ó la Casita en los bosques, Luisa ó la Cabaña, el Quijote, El Solitario, Las Veladas de la Quinta, Tardes de la Granja, Eusebio ó el Cestero de Filadelfia, y que sé yo cuantas mas, acabé recien á duras penas la Cartilla en la Escuela, obteniendo el pase á Caton. No sabía yo lo que era, y cuando me pusieron en la mano aquel libro impreso en papel pambazo con tapas de pergamino, me eché á llorar amargamente, y declaré que no lo quería. Mi buen padre, riendo á banderas desplegadas condescendió, y de acuerdo con la maestra, me dieron las Obligaciones del hombre. Aquí fué otra batalla, lo declaré tonto y estúpido. Nueva condescendencia de mi padre que no quería tiranizarme. Me dieron La Creacion, un librito de la casa de Ackerman, era bien impreso, tenía lindas tapas. Declaré que no me divertía su lectura, y entonces me dieron Isabel ó los desterrados de Siberia. Lo devoré no sin regar sus páginas con frecuentes lágrimas. Véa V., ya queria emociones! En adelante, los Consejos á mi Hija, Cuentos á mi Hija, Accidentes de la Infancia, Fábulas de Samaniego, decidieron de mi vocacion literaria.

Acompaña a su padre a conciertos y tertulias, declama poemas. Menciona en su novela Guerras civiles del Río de la Plata:

Me gustaba ir al café de la Victoria cuando lo tenía Munilla, y mi padre, porque echase una relación u oda patriótica, me pagaba el codiciado chocolate.

Muy temprano, descubre su facilidad para el estudio de lenguas extranjeras, comienza con el francés y, más tarde, sumará italiano e inglés. Escribe poemas, estudia piano con el maestro Pedro Esnaola y canto en la Academia de Antonio Picazzarri. Su amor por la música la acompañará a lo largo de toda su vida.

Muchas veces viaja al campo acompañando a su padre en sus tareas de agrimensor, lo que le permite conocer costumbres, personajes y paisajes que luego plasmará en sus novelas.

Es testigo de intensas discusiones políticas que van moldeando su carácter y su interés por conocer y reflexionar sobre la realidad social.

En 1827 nace su hermana Isabel.

Años más tarde, no sabemos la fecha exacta, José María Manso encomendará al pintor y músico francés Amadeo Grass, recién llegado de Europa, el retrato de su hija. Lamentablemente, no ha quedado registro de la obra que menciona M.F. Garrido en su libro El arte en Argentina.

En 1829, con la asunción de Juan Manuel de Rosas al poder, la vida de los Manso cambia drásticamente. Su padre se ve obligado a permanecer largos períodos en Montevideo. Las persecuciones contra los opositores, las intrigas y las arbitrariedades precipitan el exilio de toda la familia. La casa de los Manso queda bajo vigilancia. Juana se refugia en la lectura de los autores románticos.

Inicia su vocación literaria a los trece años con la traducción de dos obras. Le escribe a Sarmiento en 1868:

Hice mis primeras armas en la literatura con dos traducciones del francés, una á los 13 y otra á los 14 años. Mi padre las hizo imprimir á su costa—eran sus títulos: 1° El Egoismo y la Amistad, 1833—2º Mavrogenia ó la Heroina de la Grecia, 1834. Esta novelita dedicada á la Sociedad de Beneficencia, llevaba al frente una carta original mia en felicitacion del Colegio de Castas, establecido en San Miguel. Ya vé V. que debutaba por la Educacion y me declaraba anti-esclavista y negrófila.

La obra El egoísmo y la amistad o los defectos del orgullofue editada en Montevideo, en 1834, en la Imprenta De los Amigos. Firma una Joven argentina y pero estampa su nombre en la dedicatoria que dirige a las mujeres porteñas:

Vosotras sois, queridas compatriotas, el objeto a quien dedico el débil ensayo de mis estudios; porque fue cerca de vosotras que gusté de esta útil e inocente distracción de la imaginación que al paso que contribuía a formar nuestra razón nos inspira sentimientos tan nobles y generosos. Nací como vosotras, en las riberas del Majestuoso Plata donde mamé con el sustento el amor a la libertad, y como vosotras tengo un corazón que palpita el nombre de Buenos-Aires; aunque ausente del Sol Argentino no puedo olvidar la tierra querida donde nací, donde fui educada, donde la voz de un tierno Padre grabó las máximas de moral, el amor a la Patria! … perdonadme, me he extendido demasiado; pero los recuerdos de la infancia ejercen mucho imperio en nuestro corazón. La pequeña obra literaria que os dedico es, sin duda, bien escasa de mérito; pero me lisonjeo que la recibiréis con indulgencia; cuando sepáis que quien os la dedica, la tradujo a los ocho meses de estudio, y a los catorce años de su edad. Vuestra compatriota.

                                           Juana Manso

Este texto sugiere que es probable que la familia ya estuviera exiliada en Montevideo en 1834, y no en 1839, como en general se menciona.

En 1836, publica en Montevideo Mavrogenia o la heroína de Grecia,  traducción de la obra de Jean François Ginouvier: Mavrogénie ou l’héroïne de la Grèce, nouvelle historique et contemporaine. Suivie d’une lettre de l’héroïne aux dames parisiennes, editada en París en 1825. Recientes estudios revelan una edición también en Buenos Aires, en el mismo año.

Esta obra la dedica a Doña Pascuala Beláustegui de Arana, consejera de la Sociedad de Beneficencia de Buenos Aires, y en ella se menciona la reciente creación del colegio de castas:

Benemérita Compatriota:

Vuestros nobles esfuerzos por la ilustración de las hijas del Plata, grabando en mi pecho un recuerdo eterno del buen desempeño del destino de Presidenta de la Sociedad de Beneficencia que tan dignamente llenasteis, me han inspirado el deseo de daros un testimonio público de admiración y aprecio dedicándoos la traducción de la presente obrita.

Ella encierra los hechos de una Griega tan ilustre como heróica.

Vuestra educación y principios tal vez no aprueben los de la interesante Modena, y sin embargo, apesar de la notable variedad de vuestros caractéres, os asemejáis.

Mavrogenia ofreció á su patria trofeos y laureles; vos ofrecéis á la nuestra excelentes madres de familias á quienes sin dejar de inspirar un desinteresado patriotismo, enseñáis los límites que nos prescribieron nuestra naturaleza y la sociedad. En fin, la habitante del Peloponeso célebre en la carrera de las virtudes cívicas, será el estímulo de los hombres libres, miéntras vuestro nombre menos público, pero quizas mas querido, se recordará con enternecimiento, tanto por aquellas á quienes la fortuna siempre caprichosa condenó á la miseria, como por esa clase que la ambición de los hombres ha creado y de las que nuestras sábias leyes ha prohibido el tráfico.

Concluyo deseando admitáis indulgente á mi Mavrogenia, y no dudéis del afectuoso respeto con que se firma vuestra S. S. M. B. 

JUANA MANSO

Juana, autodidacta, se destaca desde temprana edad por su marcada vocación literaria y su interés en la educación, la igualdad de género y el derecho de las mujeres a involucrarse en los asuntos de la vida pública.

La familia se exilia en Montevideo.

Allí Juana se une al movimiento de emigrados, quienes, como herederos del pensamiento revolucionario de mayo, difunden los ideales de asociación, progreso, fraternidad e igualdad. Desde el exilio, impulsan profundas transformaciones: fundan escuelas e institutos, crean periódicos, publican libros y propagan ideas renovadoras que desafían el orden establecido. Así los describe José Mármol en la carta a Juana Manso de 1842:

La mitad de una generación de héroes de cuyos labios salió el grito de la libertad americana, y cuyos brazos completaron la primera parte en el campo de batalla: toda una generación joven y entusiasta, por completar la obra de sus padres, lejos la una y la otra de su patria, por no inclinar su frente a la reacción del despotismo, trayendo consigo las creencias, las ideas, los deseos, y la fe y los colores que proclamó su patria cuando proclamó su libertad; y pasar su vida compartiendo estos elementos de una revolución inmensa para ahogar con ellos el último aliento de un despotismo inveterado; no porque nada nos deslumbra ni humilla de cuanto vemos en el extranjero; por que existe en nosotros la conciencia de una misión sagrada que debemos cumplir para dejar sin rival la gloria de nuestra patria; como también los recuerdos de su pasado hermoso. 

En Buenos Aires, su casa es confiscada y vendida en una subasta pública.

Promueve la creación de una bandera argentina, bordada en secreto por niñas porteñas en su hogar, que llega clandestinamente al General Lavalle y a los expatriados en Montevideo. Años más tarde, en 1858, en Páginas da mocidade: memórias das guerras civis do Rio da Prata de 1838 a 1841, escribe:

Todas eramos costureras de la nación, el pago de esos trabajos era la esperanza de volver a la patria y la conciencia del cumplimiento del deber. 

Estas jóvenes, a través de su trabajo, no solo realizaban una labor simbólica, sino que se conectaban con una causa más grande: la esperanza de ver a la patria libre y unificada.

El General Lavalle le envía una carta de agradecimiento, que transcribe en la obra arriba citada. Además, el joven oficial Bartolomé Mitre le dedica unos versos -refiere Lily Sosa de Newton-. Por esta acción patriótica recibe un anónimo y habladurías. Mariquita Sánchez relata en el Diario Esteban Echeverría, 1839-1840:

Esta bandera la inició la joven Juana Manso e invitó por una circular a las damas argentinas a contribuir con sus talentos y sus dineros. Así lo han hecho, y en poco tiempo fue concluida una rica bandera bien bordada en oro, con el sol, nuestro padre. Recibió esta pobre joven, después de mil murmuraciones y habladurías, un anónimo amargo, y pasó aviso a los contribuyentes para que se reunieran en su casa para decidir cómo y a quién debía presentarse. 

Escribe poemas y se sumerge en la lectura de los románticos, movimiento introducido, en el Río de la Plata, por Esteban Echeverría, por quien siente una profunda admiración. En 1852, lo evoca en tono jocoso en O Jornal das Senhoras:

Siempre recuerdo que era una apasionada hasta el frenesí de las poesías de Esteban Echeverría, a quien Alejandro Dumas llamó -Lamartine americano-, ese mozo cuyas rimas dulces y sonoras penetraban como una música melodiosa hasta el fondo de mi corazón, yo lo imaginaba pálido y hermoso, medio hombre y medio arcángel; sobre todo segura de encontrar en él ojos grandes y azules, de mirar profundo y sereno. Ay Desgraciada!  Un día me presentaron a Echeverría. Era moreno, picado de viruelas, feo y tenía ojos pequeños y bizcos. Y con un grito involuntario exclame: Pues este!… es Echeverría! Este-, según la intención de mi voz, era lo mismo que decir- Este monstruo! Fue un dolor mortal el que sentí viendo mi ideal despedazado. En cuanto el pobre mozo se detuvo en mi casa, me guardé mucho de mirarlo por segunda vez. Después cuando hubo desaparecido y en la soledad de mi pensamiento evocaba la imagen del poeta de mis sueños, siempre se interponía el espectro bizco de tenebrosa viruela. Nunca más leí las Rimas de Echeverría. 

Publica sus primeros poemas en El Nacional de Montevideo: La mujer poeta, Recuerdos de la infancia, El Rosario, El ciprés, A la muerte de la Srta. Mercedes Antuña, A la muerte del joven poeta Adolfo Berro, Un preludio de dolor.

En 1841, abre en dos habitaciones de su casa, una escuela para niñas, el Ateneo de Señoritas, ubicada en la calle San Pedro 246. A principios de abril, publica en El Nacional de Montevideo un detallado aviso promocionando la escuela:

«A los Padres de Familia»

Bajo la respetabilidad del nombre de mi señora madre, tengo el honor de anunciar a las madres de familia, que en todo este mes de Abril se abrirá una casa de educación en mi casa, calle de San Pedro N°246. La enseñanza no será común, y las personas que gusten pueden venir a revisar el método arreglado por las mismas bases que el método ensayado en París por varios colegios y pensionatos (el método a que me refiero es el llamado Politecnicográfico) y que en corto tiempo ha mostrado su utilidad por los adelantos de los niños. La escritura es el medio principal para el resto de la enseñanza puesto que en vez de una plana insignificante de palabras incoherentes, las niñas copiarán lecciones que en un principio serán de ciertas cosas al parecer triviales, pero que poco a poco las va habituando a raciocinar y facilitando el estudio de Geografía, Historia Sagrada y profana, y otros conocimientos propios para embellecer el espíritu de las señoritas, y que son el objeto primero del método enciclopédico que es el que anuncio. Siempre he considerado que el conducir la naciente y fácil inteligencia de las criaturas, era una misión grande y laudable, bajo este principio no he trepidado en ofrecer a la juventud mis conocimientos; feliz de mí si logro inspirar la confianza que mis buenos deseos por el adelanto de la juventud, merecen! – La enseñanza general será, después de las nociones ya enunciadas: lectura, aritmética, doctrina cristiana, labores de manos de todas clases y un gran cuidado en las maneras de las señoritas, y lecciones de moral.- Todos los sábados llevarán las niñas a sus casas el trabajo de la semana, para que sus padres juzguen por él, tanto del método que se seguirá como de la aplicación de las niñas; la plana de ese día contendrá máximas morales sacadas del célebre libro de los niños del señor Martínez de la Rosa. Conociendo cuán necesario es el estímulo para el adelanto de la juventud, las niñas obtendrán todos los días puntos buenos o malos según su conducta, y los sábados, habrá revista general de todo cuanto se aprenda y se distinguirá el método por “tarjetas” que señalarán cuál es la clase de adelanto y que se darán también por cierto número de cedulas repartidas en la semana.

Cada tres meses habrá una especie de premios privados, y cada año en el 18 de Julio (Fecha patriótica uruguaya), un examen público. Las niñas no tienen que llevar ni papel ni plumas, pues todo lo da la casa. El precio de las niñas que estén en estado de empezar el método enciclopédico, será de cuatro patacones y el de las que entren a primeras letras será de dos, advirtiendo que la lectura y escritura se empezarán por estas a un tiempo, como igualmente la tabla, la doctrina y la costura. La entrada en verano será por la mañana a las 8 para salir a las 11 y media y a tarde a las tres para salir a las seis. En invierno: por la malsana a las 9 para salir a las 12. En la tarde a las dos para salir a las cinco.

Habrá reglamento para el interior de la escuela cuyo examen harán las madres de familia que se dignen fiarme la educación de sus hijas, por él valorarán el orden que reinará en la escuela y el verdadero interés que tomo por la educación de las niñas. La falta de local me priva por ahora recibir pupilas y me limito a externas y medias pupilas. Si logro mi objeto que es la confianza de las madres creo que el establecimiento se mejorará y tomará la forma de un colegio. A mi cargo estará una clase de gramática castellana y otra del idioma francés. También se enseñará inglés, piano, canto, y dibujo. Estas clases se pagarán aparte, pero sus precios serán muy módicos. Los límites de un prospecto nunca serán suficientes a desarrollar perfectamente un plan tan vasto de educación como el que me propongo y sólo dará una breve idea de él. Pero como ya lo he dicho, las personas que quieran distinguirme con su confianza pueden por ellas mismas examinar lo que hay escrito del método y algunas otras frioleras de las que se enseñarán. Por mi señora madre — Juana Paula Manso.

El programa es completo e innovador. Su amigo Adolfo Van Gelderen escribe en su Curso de Pedagogía Familiar en 1875:

Fue este el primer establecimiento femenil montevideano en que se enseñó geografía y un breve cursillo enciclopédico…los diarios de la época hacen a su fundadora los mayores elogios.

José Mármol y el poeta uruguayo Alejandro Magariños Cervantes alientan su vocación literaria. Publica en El Nacional A Corrientes vencedora, por la victoria del General Paz en Caagazú y otros poemas en El Constitucional.

Estudia italiano e inglés: 

En esa época en mi tenaz propósito de aprender el inglés, Elias quiso estudiarlo tambien y pagabamos el maestro á escote entre los dos. Pobre Mr. D!… era tuerto y solíamos olvidar la seriedad del acto, porque los pocos años se dejaban tentar por la risa. (artículo Elías O’Donell en la Revista Argentina, 1869)

Para la celebración del 25 de mayo realizada en el Teatro de Comercio, envía un poema que será leído junto a los de Acuña de Figueroa, Rivera Indarte, Domínguez, Echeverría, Mitre, Cantilo y Magariños Cervantes. Es difícil ser reconocida dentro de este grupo de exiliados, pero con perseverancia Juana logra hacerse un lugar. Menciona en el diario a su hija:

La casualidad me hizo nacer entre esa clase escogida de la sociedad y más tarde mi aplicación e inteligencia natural me conquistaron el primer lugar entre las jóvenes argentinas.

A través de Oribe, la persecución de Rosas llega a Montevideo, la familia Manso, como numerosos expatriados, se refugia en Río de Janeiro.

En su novela Guerras Civiles del Río de la Platadescribe el cuadro: 

Desde entonces se entronizó Rosas. Algunos muchachos como Gutiérrez, Echeverría, Alberdi, etc, escribían artículos de literatura y versos. Rosas no decía palabra, solo la parte política no la tocaba nadie. Bacle (o Bucle) emprendía la publicación del “Museo de las familias”, Echeverría daba a luz sus “Consuelos” , Alberdi su “ Figarillo” . Vino la complicación francesa y el bloqueo de los años 36 y 37, creo. Mientras tanto, en Montevideo, Oribe había subido a la presidencia y el general Rivera se había sublevado no queriendo entregar la comandancia de la campaña, presidencia más real que la de la República. En ese movimiento de Rivera, Oribe había buscado la alianza de Rosas, y los porteños emigrados, encontrándose perseguidos, se plegaron a Rivera, con la esperanza o la condición de: terminada allá la campaña contra Oribe, venir sobre Buenos Aires, contra Rosas. No sé hasta que grado estarían en ese compromiso los abogados y comerciantes porteños avecindados en Montevideo, lo que sé de cierto, es que una mañana, Oribe los mandó prender en globo para transportarlos al Brasil. Una noche la cárcel de Montevideo albergaba dentro de sus muros, lo más selecto de la emigración de Buenos Aires. Aquel mártir, y santo Rivadavia y el Dr. Agüero su inseparable amigo, caían los primeros. De esa vez, tres- o cuatro Várelas, Alsina, Gallardo, Valencia, era una bendición de Dios, hombres que como Juan Cruz Varela no tenían un ochavo, se les mandaba ir a Santa Catalina. El Dr. Navarro que apenas había logrado reunirse a su joven esposa. Era un cuadro bien doloroso aquel. ¡Cuántas lágrimas! En 1838, año en que van a desarrollarse los sucesos que voy a dibujar, Buenos Aires estaba bloqueado por los franceses. En la campaña oriental triunfaba Rivera y Oribe concentraba sus fuerzas en Montevideo y el Salto a las órdenes del coronel Garzón. La agitación cundía por todas partes y en Buenos Aires la producía Rosas creando la Soc. Pop. Restauradora, gritando contra los franceses, contra las barbas cerradas, el color celeste, el peinado de pico, los atacados, las gorras, los fraques, etc. Esto era una algarabía de mueras y vivas de borracheras y orgías. Tal es el panorama político del Rio de la Plata en los momentos en que lo presento a mis lectores.

En su libro Páginas da mocidade. Memórias das guerras civis do Rio da Prata de 1838 a 1841que publica como folletín en 1858 en el Diário do Rio de Janeiro, evocará sus años de juventud durante el exilio de Montevideo.

Por la persecución de Rosas en Montevideo, la familia se ve obligada a exiliarse en Río de Janeiro. Juana se siente sola y abatida. Su amigo José Mármol la alienta:

…Alguna vez no ha observado Vd. amiga mía, que en medio de nuestra situación llena de miserias y vejámenes hay algo de grande que nos hace superiores a cuanto quiere abatirnos? Esta es la razón, amiga mía, porque nada nos deslumbra ni humilla de cuanto vemos en el extranjero; porque existe en nosotros la conciencia de una misión sagrada que debemos cumplir para dejar sin rival la gloria de nuestra patria; como también los recuerdos de su pasado hermoso. Así no me sorprende que se halle V. disgustada en el Brasil. (Carta de Mármol, 1842).

Aprende el portugués y se maravilla al descubrir la riqueza de sus autores: Basilio de Gama, Claudio Miguel da Costa, Goncalves de Magalhaes, Goncalves Días y las poetisas Clorinda y Narcisa Amalia da Costa Siqueira. Brasil comienza a revelarse en su belleza.

Da clases particulares de español y francés. La familia recibe en su casa al anciano Rivadavia, también exiliado, por quien siente un profundo respeto y admiración.

En 1842 crea en su casa una escuela para niñas, el Colegio Santa Clara, situado en la calle de Arcos Nº 8. Un aviso publicado en el Jornal do Commercio, de Río de Janeiro, detalla el programa, las materias generales son: lectura, escritura, aritmética, gramática, trabajo manual, moral y principios religiosos. En clases aparte ofrece: geografía, cosmografía, historia, dibujo, idiomas extranjeros, danza, piano y canto.

El 9 de enero de 1843, la escuela se muda y nuevamente un simpático aviso en el Diário do Rio de Janeiro informa la nueva dirección cerca del mar y su programa de estudios ampliado.

En 1843 El Nacional de Montevideo publica con el título Varias composiciones inéditas desde Río de Janeiro sus poemas Una tumba y Una lágrima para ella.

En 1844 la familia regresa a Montevideo. 

La nombran directora de una escuela para niñas. Redacta un Manual para la educación de niñas. Así lo refiere en el Álbum de Señoritas, en 1854:

En 1844 emitimos esa misma opinión al señor general D. Melchor Pacheco y Obes, cuando era ministro de la guerra en Montevideo, y tuvimos el gusto de oír su aprobación; empezamos a escribir unas tablas de lectura y el mismo señor Pacheco y Obes nos facilitó la imprenta del gobierno para imprimir gratis.

Entabla una perdurable amistad con Juan Bautista Cuneo, militante mazziniano de la Joven Italia y editor del periódico L’ Italiano. Se vincula con la comunidad italiana y tiene la oportunidad de conocer a José Garibaldi y su esposa, Anita Ribeiro, se compromete con su causa.

Publica en Montevideo, en 1844, Armonía. Homenaje de amistad al Sr. Don Juan Bautista Cuneo. La oda se compone de 298 versos que exaltan la lucha por la unidad y la libertad del pueblo italiano:

Pobre Poeta, sin nombre

Con un Mundo en mi cabeza,

Sueño Italia con tus artes

Y me embriaga tu grandeza.

Y mirar creo en mis sueños

Tus ciudades, tus pinturas

Tus poetas, tus guerreros

Y tus bellas esculturas.

Y perdida la mente en sus delirios,

Centenares de siglos ve pasando

Y todos de tu gala y tu riqueza

La huella poderosa van dejando.

Y yo á tí cantarte Italia!

A tí que de grandes hombres

Mas que el Atlántico arenas

Tienes sobre tí los nombres!

Yo que soy en este suelo

Pobre flor de la llanura,

Que nació en la inculta pampa.

Sin perfume ni hermosura!

Mas, ¿por qué no he cantarte

Puede mi canto ofenderte?

El morirá en el desierto

y no es ofensa quererte.

Hija de un suelo lejano

Te he mirado con amor:

Porqué no puedo ofrecerte

De la América una flor?…

Como no logran asentarse en Montevideo, la familia decide regresar nuevamente a Río de Janeiro.

Juana retoma las clases particulares de idiomas, escribe poemas y traduce obras teatrales del francés. Hay registro de una de ellas, la obra de teatro de Charles Desnoyer y Theodore Cognard, Le royaume des femmes, ou le monde à l’envers, de 1833. Se estrena en 1844 en el Teatro de São Pedro de Alcântara: O reinado das mulheres ou O mundo às avessas. Es posible que haya realizado otras traducciones de autores franceses, no era habitual el registro de los nombres de los traductores.-Cit. Elizabeth Ribeiro Azevedo-.